Las vida de quienes inspiran felicidad, seriedad y alegrías, termina siempre yendo por ese buen camino innato, que aunque largo, fatigante y delirante, nos lleva desde ese desierto seco y árido donde el frío y el calor nos hacen daño, hasta ese lago verde, potable y ancho, donde todos deseamos descansarnos en verano.
Pues la vida al fin y al cabo es un milagro que solo realizamos amándonos y porque nos aman y amamos. Que solo logramos implicándonos desde que en las profundidades de un vientre, coitando y ensalivados, nuestros padres sin saberlo nos gestaron. Y quien se la pierda se queda enano hasta siendo alto…
Y es que al filo de los nueve meses, si llegamos a ver gente, calculamos nuestro espacio con cuidado para no adentrarnos, cuando en el lago los sapos croen bajo; y sin teatro frente a aplausos, clamemos que el camino andado no fue en vano ni un carajo. – ¡Porque el destino que nos regalamos fue luchado sin mendigarlo!
– Y sin hacernos los santos, cuando por respeto propio, no apliquemos lo que quisieron acordarnos, quienes no tengan cuidado al pensarnos…
– ¡Los susodichos que se las dan de sabios; y que terminan varados en pantanos!
Mientras los seres de los cuales les hablo, siguen andando sin hacerles caso, o los mandan al carajo y surcan el largo. Pues el camino aún no andado, es la distancia que aún falta hasta el lago. Para descansarse placidos viendo reverdece el verano sin obstáculos, disfrutando. Pues la vida, si la osamos, deja esencias de colmenar, saldos nulos y pagos.
– Y la apuesta es llegar parados, en barco hundido, en tren descarrilado; y paso a paso.
– ¡Y ahora regresen al lago y dense un baño gozando, que ya espantaron los sapos!
Photographie Ariel Arias , Photographe cubain à Paris
| SITIO WEB | http://www.ariaphotographe.com |
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